lunes, 15 de diciembre de 2008

~ Dios las cría, ellas se juntan

Nota de la autora: El título debería decir más bien algo así como "Dios las cría, Edward las junta", pero además de ser bastante obvio que eso va implícito en la frase, la referencia podría ofender a más de algún personaje...

Ha pasado un poco más de una semana desde aquella reunión en la plaza, y aún la recuerdo como si hubera sido...hoy.
A eso de las 4 de la tarde, con el sol pegando en nuestra espalda, Isabel, Alicecoca, la Manzanita II y yo; esperábamos tranquilamente, apoyadas contra la baranda de la fuente de la plaza de Quillota, a las fanpires que acudirián a la reunión.

Nuestras expectativas no eran muy grandes. Más o menos 10 0 12 personas nos habían confirmado, y algunas ni siquiera estaban muy seguras. La distancia y los periódos de pruebas nos la habían jugado en contra. A pesar de eso, sabíamos que un grupo bastante entusiasmado de niñas iban a venir de Villa Alemana, y eso nos alentaba a seguir bajo el calor del sol de la tarde.

Mientras la Manzanita II se daba unas vueltas por ahí con el afiche gigante de Eclipse, y nosotras buscábamos un lugar donde ponernos cómodas para esperar; el sol siguió su curso inmutable por el cielo y los minutos comenzaron a pasar lentos. Cuando ya habían transcurrido unos 10 minutos desde la hora fijada, me ofrecí para ir a comprar los regalitos que teníamos planeado darles a las asistentes. A nuestro regreso, Manzanita y yo notamos que todavía no llegaba nadie. Sabíamos que la Dani y sus amigas venían en camino, así que no perdimos el ánimo. Un tiempo después, sonó el celular de Alicecoca. "-En una avenida, al lado de un Telepizza? Ok, vamos para allá-".

Las tres nos encaminamos entonces -Manzanita se había ido hacía un rato-, y, luego de recorrer unas cuantas cuadras, distinguimos las siluetas de cuatro niñas sentadas al lado del local. "Uh, trata de no ponerte nerviosa" pensé "Y sonríe, no olvides sonreír". Una de las niñas, la más alta, había notado nuestra presencia y se nos acercó un poco nerviosa. Por lo menos más nerviosa que nosotras.
-Así que tú eres las Dani- dijimos a modo de saludo.
Y mientras nosotras nos presentábamos, el resto del grupo, algo más tímidas, también se acercaron. Sus nombres eran Camila, Trinidad y Andrea, todas amigas y compañeras de la Dani, y fans a rabiar de Crepúsculo.
Como si Jasper hubiera estado mirándonos escondido detrás de un árbol, el ambiente se relajó de inmediato, y todas comenzamos a charlar de una manera que no demostraba que nos habíamos conocido tan sólo unos instantes atrás. Regresamos a la plaza de Quillota conversando sobre lo primero que se nos venía a la mente: sobre nuestros planes, sobre su viaje desde Villa Alemana, sus apodos, Fanpires, Stephenie Meyer...y Edward, Edward, Edward. La conversación sólo se detuvo al llegar a la plaza, para comenzar de nuevo una vez sentadas en círculo, cómodamente, en el pasto.

Mientras me reía de las historias y ocurrencias de las chicas, pensaba que es increíble la manera en que un libro puede unir a las personas. A pesar de vivir en ciudades diferentes, y de no haberlas conocido nunca, la conexión que teníamos con estas niñas efusivas y locas (y eso es un cumplido) era evidente. Todas habíamos sentido, pensado o vivido cosas similares con respecto a Crepúsculo -y Edward, porque cada tema nos llevaba de alguna misteriosa manera devuelta a él-, todas podíamos sentirnos identificadas entre nosotras, todas nos sentíamos unidas por algo especial. Estábamos en nuestro elemento.
Entre risa y risa miraba a Isabel, y ella me devolvía la mirada con los ojos brillantes. Probablemente yo estaba igual, aunque quizás sólo se debiera al reflejo de los flashes que salían de la cámara de Alicecoca, que no perdió ningún segundo en retratar el momento.

Si éramos pocas, eso pasó prácticamente desapercibido. Gritábamos y nos reíamos de tal manera, que parecía que fuéramos el doble, no, qué digo, el triple de personas de las que en realidad estábamos reunidas. Recuerdo que en algún momento le dije a Isabel (o ella me dijo a mí, de eso no estoy segura) "Y eso que tan sólo somos siete...imagínate si hubiéramos sido más!" Sentadas en la plaza, caminando por la calle, en el cine, en el supermercado, no pasábamos desapercibidas y las gente nos quedaba mirando, curiosos, debido al ruido que hacíamos. Pero eso a ninguna de nosotras nos importaba. Ya fuera por costumbre, o porque estábamos demasiado sumergidas en nuestro propio universo. Felices. Y con Edward (L).

En el cine ocurrió otro de los sucesos memorables del día: mientras nos sacábamos fotos al lado del póster de Crepúsculo, otro grupito de alrededor de cuatro niñas se paró cerca de nosotras. Una comentó en voz alta a sus amigas "Tengo tantas ganas de ver esa película, el libro es súper bueno" Al instante Isabel estaba a su lado, explicándole quienes éramos, preguntándole su nombre y entregándole nuestra direccíon web. La niña y sus amigas se mostraron bastantes interesadas, y prometieron visitarnos. Eso fue muy emocionante.
Seguimos nuestros pasos hacia la librería, donde nos pasamos de mano en mano los cuatro tomos de la saga, bajo la mirada atenta y un poco desesperada de la vendedora, que parecía que en cualquier momento nos iba a echar a patadas de ahí. Luego a una plazoleta, dónde Isabel, Alicecoca y yo decidimos regalarles a cada una de ellas una chapita y una manzanita navideña en miniatura (tal era el regalo que les había comprado yo horas antes), y dónde después de hartos rodeos le pedimos a una señora amable que nos sacara una foto a todas juntas; cada una mostrando su chapita y su manzana, con el cartel de eclipse a nuestro lado. Y entonces...la tarde se nos acabó.

Isabel y yo estábamos en una micro, con los pies reventados, luego de demorarnos por lo menos 15 minutos en dejar a las niñas en la parada correcta para tomar el metro bus de vuelta a su casa y despedirnos. Alicecoca se había separado de nosotras en el mismo lugar, pues tenía que encontrarse con un primo. Mentalmente, las dos pensábamos en todo lo que había pasado esa tarde, y sonreíamos.
-¿Sabes? Mis papás me van a matar, pero no me importa- dijo Isabel. Sus padres pensaban que ella estaba en casa de Alicecoca, de la cual debería haber vuelto una hora antes.
-¿Sabes?- dije yo- Hoy ha sido uno de los mejores días que recuerdo en mucho tiempo.
Isabel asintió.
Y seguimos en silencio hasta que llegó mi turno de bajarme.


Dedicado con mucho cariño a Dani, Andrea, Polilla y Trini. Las apreciamos mucho, chicas.

Adwerd ¨*(S)*¨

martes, 2 de diciembre de 2008

~ La Gran Depresión

Recuerdo perfectamente la cara iluminada de Cat cuando me vino a buscar corriendo, en algún momento durante esos breves 15 minutos de nuestro recreo. Era Lunes, por lo que no la había visto en dos días, así que me esperaba algo como eso. "Hurra", pensé, "recordó alguna cosa que se olvidó de decirme el Viernes". Debo admitir que su noticia me sorprendió - y emocionó- bastante más de lo que yo creía.
-¡Van a estrenar Crepúsculo en Quilpué este jueves!- me soltó sin dejarme ni saludarla, con la cara radiante. Por la velocidad con que lo dijo, se notaba que le había estado resultando difícil guardárselo.
-Ah...¿Qué?- respondí. Y aunque no me había dado el tiempo suficiente para asimilarlo, mi boca se abrió automáticamente. Oh, querido subconciente. Sabía que estaba tratando de decirme algo importante, pero en un Lunes por la mañana no le puedes exigir mucho a nadie. Ni siquiera a un vampiro.
-Una amiga que vive allá, Daniela, me dijo ayer.- le estaba costando controlar el volumen de su voz -¡Ella también es parte de Fanpires!. Me dijo que cuando vio el cartel en el cine y fue a preguntar, por siacaso, cuando iba a llegar..¡le dijeron que la iban a estrenar el jueves! ¡¡ESTE jueves!!-
-¿Cómo...? E...es..¡¿Es eso posible?!- al parecer mis neuronas todavía no hacían sinapsis.
-Es un cine independiente- me explicó, sonriendo con todos sus blanquísimos dientes. Parecía que se fuera a poner a dar saltitos de emoción.
-...Oh...Dios..!- entonces entendí todo.
De pronto, yo también quería ponerme a saltar.

Cabe decir que a este excitado diálogo le siguieron muchos más, con el resto de nuestro querido staff. Planes para juntar a toda la gente posible, hacer actividades, llevar premios. Planes para hacer de ese jueves un día memorable. Se mandaron mails como locos. Llamamos al cine como 3 veces al día. "No, el horario se confrima el Miércoles....Sí, la entrada vale $2000".
Cuánta paciencia tiene esa gente
Con nuestros pocos ahorros nos las arreglamos para mandar a hacer 50 chapitas del club, unas hermosas manzanitas, que estarían listas el jueves por la tarde. No era perfecto, pero nos las arreglaríamos para enviarselas a aquellos que quisieran una, o que ganaran alguno de los varios concursos que teníamos pensados.
En dos días, ya habíamos juntado como a 50 personas, y estabamos listos para el gran momento.

El miércoles por la mañana, Cat y yo, impacientes, llamamos varias veces al cine. Queríamos confirmar la hora en que -por fin!- podríamos entrar a ver la película. Pero para nuestra desesperación, nadie nos contestaba. Se nos ocurrió llamar a administración: "Boletería abre a las 14:00. Pero, que yo sepa, la película no se va a estrenar mañana". Cat me miró extrañada. Preferimos esperar a que la boletería nos contestara antes de ponernos a hacer conjeturas.
Pero, mientras se me revolvía el estómago, comencé a pensar en un plan B, sin decirle nada a Cat. Al ser un poco menos positiva que ella, a veces me adelanto a los contratiempos, y tengo listas varias alternativas cuando se ella da cuenta de que no salió como esperaba. Aunque rogaba con mi alma que no fueran necesarias.

Después de darnos vuelta como zombis por el centro de Quillota, por fin nos dieron las dos. Habíamos estado haciendo tiempo. Y estabamos muy ansiosas.
-Mejor esperemos un poco más- le dije, queriendo aplazar el momento- Llama a las 14:03. Así estamos seguras que contestan.-
Tres minutos más tarde, Cat marcaba el número. Se comenzó a pasear de un lado para otro, con el teléfono en la mano. Yo la miraba ansiosa, cruzando los dedos y tratando de descifrar en su expresión que era lo que la señorita le decía. Hacía la mitad de la llamada, me pareció que se empezaba a oscurecer.
-Ahá, sí, entiendo. Ah, ya. Ya. Muchas gracias- aunque la voz de Cat era amable, su cara estaba sombría. Y cuando colgó, su mirada era derrotada.
- La película no está mañana. Y no saben cuando va a llegar- me dijo con rabia contenida, respondiendo a la pregunta de mi mirada. Maldije en mi interior.
-Va a haber que avisarles a todos a los que les escribimos. Y urgente. No queremos que nadie viaje a Quilpué sin razón- dije poniéndo en práctica mi plan, y recordando a alguna gente que iba a venir desde Los Andes.
-Lo sé- me respondió entristecida- yo me puedo encargar de eso-.
A continuación puse en práctica la otra parte de mi plan: animar a Cat. Y mientras le decía que viera el lado positivo, que teníamos más tiempo, que las chapitas, que aquí, que allá, me trataba de convencer a mi misma también. Aunque no podía dejar de pensar en lo decepcionada que iba a estar toda esa gente. En lo decepcionada que estaba Cat. En lo decepcionada que estaba YO.

Y mientras veía como Cat caminaba con paso derrotado hacia su casa, y yo me giraba para encaminarme a la mía, recordé de pronto algo que vi en una película tiempo atrás, y que casi -casi- me hizo reír.
Como al final, el protagonista, solo y triste, se alejaba caminando bajo la lluvia.
En ese momento, se sentía como si estuviera lloviendo.


Adwerd. ¨*(S)*¨