martes, 2 de diciembre de 2008

~ La Gran Depresión

Recuerdo perfectamente la cara iluminada de Cat cuando me vino a buscar corriendo, en algún momento durante esos breves 15 minutos de nuestro recreo. Era Lunes, por lo que no la había visto en dos días, así que me esperaba algo como eso. "Hurra", pensé, "recordó alguna cosa que se olvidó de decirme el Viernes". Debo admitir que su noticia me sorprendió - y emocionó- bastante más de lo que yo creía.
-¡Van a estrenar Crepúsculo en Quilpué este jueves!- me soltó sin dejarme ni saludarla, con la cara radiante. Por la velocidad con que lo dijo, se notaba que le había estado resultando difícil guardárselo.
-Ah...¿Qué?- respondí. Y aunque no me había dado el tiempo suficiente para asimilarlo, mi boca se abrió automáticamente. Oh, querido subconciente. Sabía que estaba tratando de decirme algo importante, pero en un Lunes por la mañana no le puedes exigir mucho a nadie. Ni siquiera a un vampiro.
-Una amiga que vive allá, Daniela, me dijo ayer.- le estaba costando controlar el volumen de su voz -¡Ella también es parte de Fanpires!. Me dijo que cuando vio el cartel en el cine y fue a preguntar, por siacaso, cuando iba a llegar..¡le dijeron que la iban a estrenar el jueves! ¡¡ESTE jueves!!-
-¿Cómo...? E...es..¡¿Es eso posible?!- al parecer mis neuronas todavía no hacían sinapsis.
-Es un cine independiente- me explicó, sonriendo con todos sus blanquísimos dientes. Parecía que se fuera a poner a dar saltitos de emoción.
-...Oh...Dios..!- entonces entendí todo.
De pronto, yo también quería ponerme a saltar.

Cabe decir que a este excitado diálogo le siguieron muchos más, con el resto de nuestro querido staff. Planes para juntar a toda la gente posible, hacer actividades, llevar premios. Planes para hacer de ese jueves un día memorable. Se mandaron mails como locos. Llamamos al cine como 3 veces al día. "No, el horario se confrima el Miércoles....Sí, la entrada vale $2000".
Cuánta paciencia tiene esa gente
Con nuestros pocos ahorros nos las arreglamos para mandar a hacer 50 chapitas del club, unas hermosas manzanitas, que estarían listas el jueves por la tarde. No era perfecto, pero nos las arreglaríamos para enviarselas a aquellos que quisieran una, o que ganaran alguno de los varios concursos que teníamos pensados.
En dos días, ya habíamos juntado como a 50 personas, y estabamos listos para el gran momento.

El miércoles por la mañana, Cat y yo, impacientes, llamamos varias veces al cine. Queríamos confirmar la hora en que -por fin!- podríamos entrar a ver la película. Pero para nuestra desesperación, nadie nos contestaba. Se nos ocurrió llamar a administración: "Boletería abre a las 14:00. Pero, que yo sepa, la película no se va a estrenar mañana". Cat me miró extrañada. Preferimos esperar a que la boletería nos contestara antes de ponernos a hacer conjeturas.
Pero, mientras se me revolvía el estómago, comencé a pensar en un plan B, sin decirle nada a Cat. Al ser un poco menos positiva que ella, a veces me adelanto a los contratiempos, y tengo listas varias alternativas cuando se ella da cuenta de que no salió como esperaba. Aunque rogaba con mi alma que no fueran necesarias.

Después de darnos vuelta como zombis por el centro de Quillota, por fin nos dieron las dos. Habíamos estado haciendo tiempo. Y estabamos muy ansiosas.
-Mejor esperemos un poco más- le dije, queriendo aplazar el momento- Llama a las 14:03. Así estamos seguras que contestan.-
Tres minutos más tarde, Cat marcaba el número. Se comenzó a pasear de un lado para otro, con el teléfono en la mano. Yo la miraba ansiosa, cruzando los dedos y tratando de descifrar en su expresión que era lo que la señorita le decía. Hacía la mitad de la llamada, me pareció que se empezaba a oscurecer.
-Ahá, sí, entiendo. Ah, ya. Ya. Muchas gracias- aunque la voz de Cat era amable, su cara estaba sombría. Y cuando colgó, su mirada era derrotada.
- La película no está mañana. Y no saben cuando va a llegar- me dijo con rabia contenida, respondiendo a la pregunta de mi mirada. Maldije en mi interior.
-Va a haber que avisarles a todos a los que les escribimos. Y urgente. No queremos que nadie viaje a Quilpué sin razón- dije poniéndo en práctica mi plan, y recordando a alguna gente que iba a venir desde Los Andes.
-Lo sé- me respondió entristecida- yo me puedo encargar de eso-.
A continuación puse en práctica la otra parte de mi plan: animar a Cat. Y mientras le decía que viera el lado positivo, que teníamos más tiempo, que las chapitas, que aquí, que allá, me trataba de convencer a mi misma también. Aunque no podía dejar de pensar en lo decepcionada que iba a estar toda esa gente. En lo decepcionada que estaba Cat. En lo decepcionada que estaba YO.

Y mientras veía como Cat caminaba con paso derrotado hacia su casa, y yo me giraba para encaminarme a la mía, recordé de pronto algo que vi en una película tiempo atrás, y que casi -casi- me hizo reír.
Como al final, el protagonista, solo y triste, se alejaba caminando bajo la lluvia.
En ese momento, se sentía como si estuviera lloviendo.


Adwerd. ¨*(S)*¨

1 comentario:

Kanto dijo...

tu capacidad narrativa es admirable. M sacó un par d sonrisas tu historia ahahha